En clase de lengua de tercero de ESO aprovecho los textos que leemos para promover debates. Creo que es un medio eficaz para fomentar la participación y la expresión oral, a la vez que establece unas pautas para poder hablar siguiendo un turno en el que todos pueden expresarse libremente respetando las voces de los demás.
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martes, 29 de septiembre de 2009
Arco iris
sábado, 26 de septiembre de 2009
Sensación de vivir
¿Hay algo tan poderoso como un sentimiento? ¿Como una suma de sentimientos? Creo que nos mueven los sentimientos más que las ideas. Un sentimiento es un estado del corazón, del ánimo, del humor, una propensión a lo emocional. Una idea es más racional y, por tanto, más fría, más cerebral, más intelectual, más analítica. Aunque también hay a veces ideas que se sentimentalizan, se cargan de densidad emotiva -y de peligro-, la de nación, la de Patria por ejemplo.
martes, 22 de septiembre de 2009
La comunicación
miércoles, 16 de septiembre de 2009
El factor humano
El factor humano es una espléndida novela de Graham Greene en el que se plantea una historia de espías, pero exenta de violencia, y en ella aparece el lado peligroso de las cosas, el ladrón honesto, el asesino tierno, el ateo supersticioso… La leí hace unos veinte años y creo que necesito volver a Greene, como a tantos autores. Me gusta su moralismo. Creo que los grandes escritores son moralistas. Creo que todo ser humano ha de pensar constantemente qué está bien y qué está mal, qué parte de su vida merece la pena ser rescatada y cuál otra debe ser reconsiderada. No hay nada que me produzca más hastío que los que piensan que su vida es perfecta y que no tienen nada de qué arrepentirse. Yo tengo muchas cosas de qué arrepentirme. Escribiría una lista enorme, pero no sé si sería justo porque todo eso me ha hecho ser como soy. Y además es inútil.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Valverde de Lucerna
Hoy me ha llegado la noticia. Yo, como jefe de seminario, debo ser el tutor de una joven profesora en su inicial año de prácticas. Ella, vamos a llamarla Dunia, encarna en muchos sentidos el profesor que yo fui hace veinte años: imaginativa, entusiasta, con gran capacidad para relacionarse con los adolescentes, segura de sí misma, sensible, optimista, con ganas y capacidad de experimentar, sentido del humor… Dunia no teme impartir clase a los alumnos más conflictivos del centro en un centro de por sí conflictivo y periférico. Nuestros alumnos no requieren de un profesor que les enseñe una materia, necesitan a un profesor que esté cerca de ellos, que los acompañe, que los estimule a sus ganas casi cero de hacer cosas o de estudiar. Dunia sabe cómo estar con ellos, sabe reírse con ellos y también ser firme cuando toca. A veces –sabe- hay que expulsar e imponer la autoridad en el aula. Piensa que estos chavales están en muchos sentidos desamparados por sus circunstancias sociales y familiares y que lo más que necesitan, más allá de la materia, es alguien que sea próximo a ellos, que les haga caso, que les dé afecto. Esta empatía es un músculo que se desarrolla, comenta Dunia. Ellos la quieren y les gusta tenerla como profesora. Dunia encarna al profesor que ha podido y ha sabido desenvolverse con éxito personal en la escuela que da primacía a lo social frente quizás a lo intelectual.
Tengo que evaluarla, y junto a este juicio profesional inmediatamente se me agrupan muchos recuerdos, emociones, certidumbres y también incertezas de ahora. Hubo un profesor que fui y que ahora contempla a un doble de sí mismo en otras coordenadas, en otras circunstancias, en otro modelo que yo llamaría fundamentalmente “social” y “humano” y la admiración me domina… Ser profesor a veces tiene recompensas difíciles de explicar. No sé por qué este post me recuerda en algunos sentidos a San Manuel Bueno mártir –esa obrita de Unamuno injustamente olvidada por la Generalitat de Cataluña en las PAU-, cuando el sacerdote se confiesa con Ángela y le confiesa sus dudas. En fin…
sábado, 5 de septiembre de 2009
Crisis de fe
martes, 1 de septiembre de 2009
Ubu rey
Y volver, volver, volver a tus brazos otra vez… Resuena en mi mente la canción original de Vicente Fernández cuando comienzo a escribir este post un uno de setiembre que ha amanecido gris en Cornellá pero con una atmósfera sofocante. Vuelvo a mi instituto y vuelvo a publicar. Estoy aquí, pero me pregunto seriamente si vuelvo de nuevo porque tengo algo que decir o tal vez por la pasión narcisista de seguir estando en la blogosfera. Temo nutrirme de retórica, de sentimentalidad autocomplaciente, de ideas tópicas, de palabrería vacua… Creo realmente que no hay muchas cosas que decir y que el silencio es a veces la actitud más digna que uno puede mantener. He sopesado si volver o no volver tras dos meses y medio de ausencia. Es una cierta sensación de liberación estar sin publicar, sin estrujarse los sesos para idear un post cada cuatro días en los que pueden deslizarse motivos poco meditados, quizás un poco traídos por los pelos.